Qué mala pata

Otro año más jugamos al amigo invisible por San Nicolás en casa de mi chico. Ya van cinco años y, de momento, no he repetido a quién regalar. Este año me tocó mi cuñado Félix y el pobre se había fastidiado un pie jugando al fútbol.
Ya os he explicado en anteriores post que el fin de este amigo invisible es hacer un envoltorio especial para la persona que te toque y que, con solo verlo, sepa que es para él. Creo que este año era obvio...


Ah, se me olvidaba, dentro estaban los regalos :P
Fueron dos sudaderas y dos camisetas de colores básicos en los que pinté con rotuladores unas frases muy inspiradoras. Prepararé las fotos y os las subiré en otro post.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Un rayo de sol

Marcos infantiles

Welcome to the world!